Vivir y trabajar en una gran ciudad es una aventura constante, en la que todos los días se aprende algo. Ahora imagínate que esa aventura se desarrolla en Nueva York. La ciudad que nunca duerme tiene mucho para enseñarte. Tanto que compendiamos algunos de los mandamientos que también valen oro cuando te decidas a viajar y conocer el mundo.
Mientras algunos neoyorkinos caminan con la cabeza en las nubes o en los hermosos rascacielos, otros lo hacen con la vista fija en sus móviles. Y si hay algo que es seguro es que allí los taxistas no tienen contemplaciones de ningún tipo y manejan como si fueran Ayrton Senna. Y vaya que despistados + taxistas Senna equivalen a una pésima combinación.
Por eso, sea en Nueva York o en cualquier entorno nuevo en el que estés cuando viajes, tus antenas deben estar siempre alertas a lo que ocurre. Tu vista, mejor en los semáforos y en el camino. La cámara y el móvil, en el bolso. Y así, todos contentos y seguros.
En Nueva York –así como en tantas otras grandes ciudades del mundo- la tasa de robo no es para despreciar. Los hurtos pueden ocurrir cuando estés con la guardia más baja: mientras viajas al trabajo medio dormido cada mañana o cuando estás tomando algo en un bar y descuidas la cartera.
Las oportunidades para los amigos de lo ajeno se multiplican en Nueva York. Ellos están siempre alerta, en busca de pequeñas oportunidades. Tú deberás hacer lo mismo con tus pertenencias cuando viajes: mantenlas siempre bajo tu vista. No permitas que un simple descuido se transforme en un dolor de cabeza. Cuando vivas y trabajes en Nueva York esta regla la aprenderás enseguida. Y será genial que así sea porque te resultará muy útil cuando te lances a viajar y conocer el resto del mundo.
Los taxistas en Nueva York (y los de casi cualquier lugar del mundo) tienen la fama (bien ganada) de pasearte por toda la ciudad. Ellos se las rebuscan para que –sin darte cuenta- un viaje de 10 cuadras se transformen en uno de 25.
Sea que tomes un Uber o el transporte público lo más inteligente que puedes hacer cuando te muevas en la ciudad es conocer el camino de vuelta casa: ¿cerca de qué estación de metro vives?, ¿entre qué calles?, ¿en qué barrio?. Cuando viajes, practica el mismo hábito y siempre asegúrate de saber cómo volver a tu hotel, hostel o departamento.
Si hay algo que te sorprenderá de vivir y trabajar en Nueva York es cómo allí todos son bienvenidos: los artistas, los excéntricos, los hombres de negocios, los escritores, los emprendedores, los estudiantes, los actores. Una de las cosas más maravillosas de vivir en Nueva York es la amalgama de estilos, antecedentes, razas, intereses, pasiones y creencias que conviven. Una de las cosas que aprenderás de vivir en la Gran Manzana es a abrazar la diversidad.
La ciudad te enseñará a tener la mente abierta, a valorar las historias de todos y a amar esas cosas que nos hace diferentes. Y este valor que entrenarás allí te servirá, sin duda, cuando recorras el mundo y conozcas en cada esquina otras historias, tan distintas de las tuyas.
Todo lo que Nueva York tiene de maravilloso también lo tiene de desigual. En ese sentido, algunas cosas que deberás enfrentar todos los días cuando vivas y trabajes en Nueva York es la pobreza, la enfermedad mental, las adicciones. Te dolerá ver tantas almas perdidas que se sientan inmóviles por horas en las esquinas, o que vagan en el metro o que arman su hogar en el banco de alguna plaza. A ellos les darás dinero cuando puedas, o les comprarás alguna comida caliente en los días más fríos, o –en el mejor de los casos- te enlistarás como voluntario en alguna ONG.
Pero debes saber que aun brindando toda la ayuda que puedas nunca será suficiente porque siempre habrá alguien en apuros. No queremos ser aguafiestas pero esta es una regla que nadie más te compartirá, porque es fea y antipática. Ayudar cada vez que puedas está bien, en Nueva York o en el lugar donde te encuentres de viaje. Pero no te desilusiones si al final del día te das cuenta que no puedes ayudar a todos los que quisieras.
Si es hora pico en Nueva York y uno de los vagones del metro está vacío aguarda unos instantes antes de cantar victoria y pensar que te ganaste la lotería. Luego te darás cuenta de que el metro está vacío por alguna razón importante. Quizás alguna persona sin hogar tuvo la triste idea de usar el tren como baño. Es así como aprenderás que allí donde haya un espacio sin gente en Nueva York allí hay gato encerrado. Aplica la misma lógica cuando viajes y nunca te llevarás una sorpresa desagradable como viajar una hora conteniendo la respiración.
Mucho se ha escrito sobre cómo alcanzar el éxito y todo lleva a una verdad irrefutable: que para alcanzarlo el secreto es la confianza en uno mismo. Al moverte en Nueva York, deberás inyectarte de una buena dosis de confianza: para hacerte valer en el metro, entre colegas, con tu jefe, con el cantinero del bar o con la persona que te sirve café en el Dean & DeLuca. La misma actitud deberás tener cuando estés de viaje y conozcas el mundo.
Tal vez la primera vez que regatees una baratija en algún mercadito te de un poco de vergüenza. O tal vez todavía estés tiernito en el arte de hablar con extraños o andar haciéndote amigos por ahí. Con el tiempo, aprenderás a sacarte la timidez y a manejarte con más soltura y confianza. Esta regla te servirá para vivir y trabajar en Nueva York. Y también en cualquier lugar donde te encuentres de viaje.
Los neoyorkinos son famosos por su actitud ante la vida. Muchos creen que son quejosos, conflictivos y peleadores. Tú sigue su ejemplo porque te enseñarán a hacerte valer, a dar tu opinión y a no rendirte fácilmente. Esta lección te servirá cuando vivas en NY pero también cuando viajes. Siempre debes ser honesto contigo mismo, conocer tus límites y expresarte cuando algo no te guste.
***Para realizar prácticas en Nueva York, Australia, Londres o Hong Kong se requiere un conocimiento avanzado/nativo de inglés. Para realizar prácticas en España o Colombia no es necesario ***