¿A quién no le ha pasado de estar lejos, en una práctica profesional o en unas vacaciones, y de repente sentir un fuerte deseo de regresar a casa? ¿Hay que ir corriendo a comprar un ticket de vuelta? ¡No! Lo más probable es que esta nostalgia repentina esconda un poco de malhumor por un día largo de trabajo. Otro poco de dolor de cabeza y cansancio. Y otro poco de vértigo, por el mundo nuevo al que hay que acostumbrarse. Como sea, mantén la calma y lee estos 10 consejos para evitar melancolía de viaje y combatir cualquier indicio de tristeza (más bonus track).
10 consejos para evitar melancolía de viaje
1. Mirar programas de televisión de tu país
Cuando estás en una práctica profesional en una ciudad donde no se habla tu lengua materna, ver programas de TV o películas de tu país puede ser una buena idea para ahuyentar la sensación de nostalgia. Los sonidos son un factor importante del bienestar general. Los noticieros de tu ciudad también te pueden recordar las ridiculeces de los políticos y las celebridades de allí. Luego de verlos por un rato tal vez no sientas taaaantos deseos de volver.
2. Recordar que no todo es color de rosas
Ten presente que en casa no siempre brilla el sol o el aire huele a jazmines. Cuando te sientas con nostalgia de regresar, recuerda las 10 cosas que menos te gustan de tu ciudad. Puede ser el frío que hace allí en invierno o el horno en el que se transforma en verano. ¿La suciedad de las calles, tal vez? ¿La incomodidad de viajar en hora pico en el metro o bus? Escribe una lista con los puntos débiles de tu ciudad natal y échale un vistazo cuando te invada la melancolía.
3. Cocinar algo tradicional y sentirte en casa
¿Cuál es la comida típica de tu país? No importa que no sepas cocinar. Siempre es un buen momento para aprender. Sólo hay que procurarse una receta en internet, los ingredientes (o sustitutos disponibles) y voilà! El sabor de tu casa viajó hasta tu mesa. Puedes invitar a comer a tus compañeros de la práctica profesional, y contarles anécdotas divertidas de tu infancia, de tus amigos de toda la vida, de tu familia, de tu cultura.
4. Conocer gente nueva
No seas tímido. Acepta la oferta para ir a comer o salir de after-office con tus colegas de oficina. Viajar solo puede volverte un poco ermitaño y, por tanto, un poco nostálgico del hogar. Para luchar contra el ostracismo, sal de tu box e invita a algún compañero a tomarse un descanso, café o cerveza de por medio. Recuerda que también existen servicios online como MeetUp o Coachsurfing, con secciones donde siempre hay gente divertida y bien dispuesta a hacer de anfitrión a recién llegados, como tú.
5. Hacer un plan bien “nativo”
Armar un programa que sea único de la ciudad que te está recibiendo. Te recordará que la mejor filosofía siempre es vivir el momento presente y disfrutar del lugar exacto en el que te encuentras. ¿Estás haciendo una práctica de ingeniería en Hong Kong? Tal vez puedas dar un paseo por el parque Kowloon. ¿Tu pasantía es en Melbourne? Haz un picnic en los Jardines Reales Botánicos. Los lugares nuevos están llenos de maravillas escondidas a la vuelta de la esquina. Sólo hay que mirar con ojos atentos.
6. Empezar un diario íntimo
Escribir todas las noches antes de ir a dormir es una práctica sana, que te permite quitarte del pecho todas las sensaciones de tristeza. También es la manera perfecta de registrar las experiencias del día y de tomar nota de las lecciones aprendidas. Ve a comprar un cuaderno con un lindo diseño, tapa dura y un bolígrafo divertido. De esa manera, encontrarás una excusa para reflexionar cada noche sobre cómo te sientes y cuán lejos has llegado en esta experiencia de vivir y trabajar en otro país.
7. Instalar aplicaciones
Cuando estás lejos de tu casa, en una práctica profesional o de vacaciones, la tecnología se convierte en una gran aliada. Aplicaciones como Skype, Whatsapp, Snapchat y Facebook te ayudan a ver la cara y escuchar la voz de tus seres más queridos. No dejes pasar más de dos o tres días sin reportarte en el “cuartel central”. De esa manera, los sentirás siempre cerca de ti.
8. Bajar las revoluciones
Trabajar en una práctica en otro país, hablar las 24 horas una lengua que no es la materna, y salir en “plan de turista” los fines de semana puede ser una combinación extenuante. Las ganas locas que tienes de volver a casa tal vez no sean en realidad melancolía. Quizás se trata de cansancio físico y mental por todas las cosas nuevas que estás viviendo. En ese caso, intenta bajar el ritmo del viaje y empezar a hacer cosas “pequeñas y normales”, como ver una película en la laptop, leer un libro en la cama o disfrutar de un largo baño caliente.
9. Salir a pesar con la cámara
Otro consejo útil cuando sientes que estás sobrecargado de tareas y actividades en un entorno exótico es tomar la cámara de fotos y salir a dar un paseo, procurando capturar los detalles únicos del lugar. No te concentres en “hacer cosas”. Este ejercicio se trata más bien de que puedas expresarte y bajar la velocidad del viaje. Una terapia como esta te ayudará a darte cuenta de la belleza del mundo y de lo privilegiado que eres de tenerlo a tu entera disposición.
10. Hacer ejercicio
¡Oh, sí! Ejercicio, deporte, sudor. ¿Creíste por un segundo que hacer una práctica profesional en otro país era la excusa perfecta para abandonar por unos meses la actividad física? Pues no. Estar en movimiento no sólo te ayudará a fortalecer los músculos. También será ideal para despejar la mente y sentirte mejor, gracias a la liberación masiva de endorfinas, la hormona de la felicidad. Un poco de sudor te ayudará a decirle adiós a la nostalgia.
BONUS TRACK. Si quieres llorar, llora
Si todo lo anterior falla, tienes todo el derecho del mundo de permitirte un momento de llanto. No subestimes el poder curador de una buena catarata de lágrimas. Sin embargo, nuestra recomendación es que siempre las acompañes de una buena dosis de reflexión. Viajar solo y trabajar lejos de tu casa te hace fuerte, te convierte en la persona que realmente eres. Te hace creer en ti mismo.
Hacer una práctica profesional en otro país alimenta tu autoconfianza, te inspira y te da felicidad. Aunque eso también supone que muchas veces flaquees en tu voluntad de quedarte. Y está bien. Pero cuando eso suceda, recuerda que tienes el control pleno de tu vida. Tú decides qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo. Ponerte a prueba con una práctica es correr tus límites y salir de tu zona de confort. Después de todo, ¿quién dijo que la vida es fácil?
Photo 1. based on migraine-headache-pain by r. nial bradshaw, CC-by-2.0.
Photo 2. based on Orange muffin baking, by Iryna Yeroshko, CC-by-2.0.
Photo 3. based on diary writing, by Frederik Rubensson, CC-by-2.0.